Biografía mínima

Me llamo Omar Karamán. Nací y viví en la Colonia hasta los dieciocho años. De chico y sin saber nada del Renacimiento quise ser muchas cosas y muchas a la vez: químico, astrónomo, buscador de perlas, geólogo, egiptólogo.

Conocí la esterilidad de un año de profesorado de matemática en Paysandú y una licenciatura en biología en Montevideo. La dejé por la mitad para pasarme al campo de las letras.

Di clases de español en secundaria y de latín en la Facultad de Humanidades.

Estudié y trabajé como profesor de español en la costa este de Estados Unidos y en la costa oeste de Canadá.

En Vancouver volví a sentir esa afinidad con el Renacimiento. Fui lavaplatos, pintor de brocha gorda, mozo, traductor, empleado de un negocio de juegos electrónicos, vendedor de pororó, peón, reponedor de supermercado, clasificador de envases reciclables. Nada de lo humano me era ajeno, pero me faltaba un arte para completar el perfil. Negado para el dibujo, pésimo con las acuarelas, inexistente para la escultura, tocador de flauta y armónica de oído -no siempre desastroso-, no me quedaba otra que tratar de escribir algo.

En eso estoy.